viernes, 29 de noviembre de 2013

AGRESIVIDAD


CUANDO LA AGRESIVIDAD ES EXCESIVA 
 
 
El comportamiento agresivo no se hereda, se aprende:
 
  •    De cómo somos tratados desde etapas bien tempranas.
  •   Imitando los comportamientos de quienes son nuestros modelos: padres, maestros,hermanos, personajes de juegos o TV.
  •   Si descubrimos que con la agresividad conseguimos lo que queremos.
 
 

COMO PREVENIR LA AGRESIVIDAD EN LOS PRIMEROS AÑOS

  • ·       Tratándolos con amor y respeto siempre.
  • ·        Enseñándoles a pensar en el otro.
  • ·         Enseñándoles el control de sí mismos.
  • ·         Enseñándoles maneras no violentas de defenderse 
  •         Enseñándoles a reflexionar sobre qué es lo que está bien y qué es lo que está mal y sus razones.

La agresividad «normal»


La agresividad «normal»



Los comportamientos agresivos forman parte del repertorio de conductas previsibles en niños y niñas. En los primeros años, estos comportamientos no tienen
el objetivo de dañar al otro
sino de conseguir algo deseado.








Nuestro mejor aporte es empezar a enseñarles mejores maneras de conseguir lo que quieren, además de enseñarles que la agresión no es un comportamiento aceptable

en ninguna circunstancia.

¿POR QUÉ RECHAZAMOS EL CASTIGO VIOLENTO?          




Ejercer violencia hacia niños y niñas, sea esta física o psicológica, como forma de disciplinarlos o con cualquier otro fin, representa una grave violación a sus derechos. La única aparente «ventaja» de utilizar métodos violentos para que el niño nos haga caso —como pegarle, tirarle del pelo o las orejas, gritarle, insultarlo, asustarlo o amenazarlo— es que se consigue obediencia inmediata…, pero de corto efecto y siempre con consecuencias emocionales muy negativas para él o ella.

Ser agredido por alguien a quien se ama produce fuertes y complejas emociones, tales como miedo, tristeza, resentimiento, rabia, impotencia y desamparo, siempre afecta la autoestima y la confianza en uno mismo y en los demás.

Cuando el niño se cría en un vínculo de dominación y autoritarismo no le resulta fácil salir de él. Lo más probable es que cuando sea mayor se transforme en un ser autoritario o, por el contrario, que sea una persona sometida durante toda la vida, aprenderá que los problemas deben enfrentarse con violencia y aplicará esta Enseñanza en todos los ámbitos de su vida.

La violencia física o psicológica no enseña a portarse bien, sino a evitar el castigo. Por ese camino, los niños solo aprenden qué tienen que hacer para no enojar al castigador. Esto los aleja de la reflexión sobre lo que está bien y lo que está mal y no incorporan criterios ni principios que los orienten en la vida.

Si a los niños les ponemos límites de manera saludable, los ayudamos a fortalecer el control de sus impulsos, a aprender a actuar de acuerdo con su voluntad y pensamiento, y no por imposición ajena o por miedo.